Con la vuelta al colegio y la cotidianidad por rumbo, este septiembre se convierte en una quimera para los residentes españoles, el PSOE parece estancarse esperando un armisticio universal, que les de un respiro para no tener que afrontar la dura situación económica. Por otro lado, los ciudadanos tendremos que conformar nuevas disciplinas y elaborar bajo consenso familiar estrategias para superar lo que pasa de ser un inconveniente a un profundo trance de nuestras economías domésticas. Severo e incierto esfuerzo es el que han de poner en práctica quiénes no fueron conscientes de la recesión que España estaba respirando, y en la que nos íbamos a ver sumidos durante largo tiempo; cada vez más acoquinadas con la falta de carácter de un gobierno que lejos de elaborar alternativas reales, con el trabajo conjunto de todos los grupos políticos que representan a los ciudadanos en el Parlamento, opta por la demagogia pública obviando la demanda ciudadana de criterios resolutivos, de metodologías y pautas sustanciales que dotaran de posibilidades la calidad de vida de ciudadanos, algo que les habría conferido credibilidad pese a la picaresca utilizada por algunos de sus portavoces.
Titulares de periódicos nacionales dejan patente el incremento de los precios, un colegio público costará un promedio de 528 euros, uno concertado, 783 euros y los privados, 1.164 euros; por otro lado, el paro en creciente subida durante todo este año, llega a cifras disparatadas no alcanzadas hacía más de diez años, llegando a desvelarse el dato de 2,55 millones de personas sin empleo; el peso de los bienes de primera necesidad en la cesta de la compra que dispara su valor: el progresivo encarecimiento de las hipoteca, la indiscutible falta de rigor del Gobierno al elaborar los presupuestos generales del Estado 2008, dónde no tuvo en cuenta el escenario obvio del que nuestra sociedad estaba siendo advertida. Pero los premeditados intereses electorales cerraron la puerta a alternativas que dieran respuesta y previeran acciones reales para afrontar una situación que marcará la historia de nuestro país, por la falta de profesionalidad y, me permito añadir, honradez.
La habilidad del gobierno en su discurso político nacional sobre la actual crisis, parece estar en declive, hoy, los profesionales de la esfera mediática precisarán de algo más para convencer a la población de de su imaginaria “buena gestión”. Lamento recordar la entrevista publicada en El País en enero de este año, dónde el ex ministro Jesús Caldera afirmaba que la legislatura de Zapatero había sido la legislatura del empleo, y ésa era la mejor forma de hacer el país; y cuándo una semana antes de los comicios, admitía que los datos del paro del mes de febrero fueron negativos, asegurando a su vez que "en un futuro próximo" se recuperaría "la senda de la creación de empleo". Ayer me escandalizaba y hoy me indigno ante aquellas manifestaciones casi populacheras, preguntándome qué definía como “futuro próximo” el Sr. Caldera, tal vez, y sólo tal vez, fuese consciente que ya no tendría que volver a dar más explicaciones públicas sobre la tasa de desempleo, cómo responsable de un Ministerio.
Titulares de periódicos nacionales dejan patente el incremento de los precios, un colegio público costará un promedio de 528 euros, uno concertado, 783 euros y los privados, 1.164 euros; por otro lado, el paro en creciente subida durante todo este año, llega a cifras disparatadas no alcanzadas hacía más de diez años, llegando a desvelarse el dato de 2,55 millones de personas sin empleo; el peso de los bienes de primera necesidad en la cesta de la compra que dispara su valor: el progresivo encarecimiento de las hipoteca, la indiscutible falta de rigor del Gobierno al elaborar los presupuestos generales del Estado 2008, dónde no tuvo en cuenta el escenario obvio del que nuestra sociedad estaba siendo advertida. Pero los premeditados intereses electorales cerraron la puerta a alternativas que dieran respuesta y previeran acciones reales para afrontar una situación que marcará la historia de nuestro país, por la falta de profesionalidad y, me permito añadir, honradez.
La habilidad del gobierno en su discurso político nacional sobre la actual crisis, parece estar en declive, hoy, los profesionales de la esfera mediática precisarán de algo más para convencer a la población de de su imaginaria “buena gestión”. Lamento recordar la entrevista publicada en El País en enero de este año, dónde el ex ministro Jesús Caldera afirmaba que la legislatura de Zapatero había sido la legislatura del empleo, y ésa era la mejor forma de hacer el país; y cuándo una semana antes de los comicios, admitía que los datos del paro del mes de febrero fueron negativos, asegurando a su vez que "en un futuro próximo" se recuperaría "la senda de la creación de empleo". Ayer me escandalizaba y hoy me indigno ante aquellas manifestaciones casi populacheras, preguntándome qué definía como “futuro próximo” el Sr. Caldera, tal vez, y sólo tal vez, fuese consciente que ya no tendría que volver a dar más explicaciones públicas sobre la tasa de desempleo, cómo responsable de un Ministerio.